domingo, 28 de febrero de 2016

Historia, 22-26 de Febrero, LAS GUERRAS CIVILES DE COLOMBIA EN EL SIGLO XIX

LAS GUERRAS CIVILES DE COLOMBIA

Actividad: elabore una RESEÑA entre todas las guerras presentadas.


CAUSAS DE LAS GUERRAS CIVILES

Manifestadas por inconformidades entre la élite de las diferentes regiones y las tendencias ideológicas de ese tiempo, de las condiciones de vida y de la participación de la Iglesia en el poder. Por otro lado, es pertinente destacar que el Estado fue fuente proveedora de empleos y de recursos; controlar el Estado era uno de los intereses primordiales entre los líderes regionales que chocaban en las guerras civiles. Otro detonante fue el relevo generacional, en el que los aspirantes al poder no eran ya los antiguos combatientes de la Guerra de Independencia, sino personas educadas en el contexto republicano pero con intereses de control estatal.
Algo destacable fue la exclusión del partido opositor en la medida del triunfo en cada una de las guerras. Práctica observada en los cargos y la constitución cambiante a lo largo del siglo XIX.

PRINCIPALES GUERRAS CIVILES DEL SIGLO XIX.
1 - 1810-1815 - Guerra entre Centralistas y Federalistas (Patria Boba)
2 - 1839-1841 - Guerra de los Conventos (o de los Supremos).
3 - 1851 - Guerra contra las reformas liberales.
4 - 1854 - Guerra contra la dictadura del general José María Melo por parte del liberal José María Obando
5 - 1860-1862 - Guerra entre el general Tomás Cipriano de Mosquera y el Presidente Mariano Ospina Rodríguez.
6 - 1876 - Guerra entre fuerzas insurgentes y el presidente Aquileo Parra.
7 - 1885 - Guerra precursora de la constitución de 1886.
8 - 1895 - Guerra entre insurgentes y el gobierno de Miguel Antonio Caro.
9 - 1899 - Guerra de los mil días.


GUERRA DE LA PATRIA BOBA



El 20 de julio de 1810, estalló en Bogotá una revuelta que exigió y obtuvo la convocatoria de un cabildo abierto, el cual eligió por aclamación popular la “Junta de Gobierno Supremo del Reino” de Nueva Granada, con el Virrey Amar y Borbón como Presidente y José Miguel Pey y García de Andrade como Vicepresidente.


En el acta de constitución firmada en cabildo abierto y redactada por José de Acevedo y Gómez, se reconocía a Fernando VII como soberano y se establecía el gobierno interino de la Junta, hasta tanto se expidiera la constitución que haría, de Nueva Granada, un estado independiente y federado a la nación española, en el marco de una monarquía constitucional.



El Virrey se negó a hacer parte de la Junta, fue puesto prisionero en Cartagena y tuvo que regresar a España. La Junta Suprema asumió, entonces, el gobierno; ignoró el Consejo de Regencia, aunque reconoció la autoridad de Fernando VII, aún cuando se disputaba la guerra entre Francia y España tras el desarrollo del Imperio Napoleónico, situación que se aprovechó en América para establecer Cortes Generales y la constitución de un gobierno central, para lo cual se convocó un congreso por parte de todas las provincias.



El Acta del 20 de julio es realmente un Acta de Independencia: se reconoce a Fernando VII, pero de manera teórica, porque en la práctica se da un gobierno y se consigna la voluntad de convocar un congreso, de hacer una constitución y de sentar una patria separada de la corona española.


El 25 de julio de 1810, José Miguel Pey, Alcalde de Santa Fe de Bogotá y Vicepresidente de la Junta Suprema, fue escogido por este organismo como su Presidente y permaneció en el cargo hasta el 27 de Febrero de 1811. Pey de Andrade puede ser considerado como el primer jefe de estado de la nueva nación, aunque en otros territorios nacionales se negaba su cargo, pues las constituciones comenzaron a redactarse por todo el país y colocando a nuevos mandatarios.

Por haber sido Santa Fe el asiento de los altos poderes españoles, su ejemplo debía tener – y los tuvo - imitadores en todo el país. Los sucesos ocurridos a fines de 1810, realzados por la deposición del Virrey y de las demás autoridades coloniales, dan idea de la extensión del movimiento revolucionario.



Cartagena, Santa Marta, Antioquia, El Chocó, Socorro, Casanare, Neiva, Mariquita, Pamplona y Tunja establecieron, como la capital, juntas de gobierno independiente. En las cuatro últimas provincias apareció pronto la discordia pues algunos lugares pretendían depender de Santa Fe y otros constituir un gobierno particular con autonomía independiente de Santa Fe.



La revolución no llegó a algunos puntos del país, pues la provincia de Riohacha y las del Istmo de Panamá permanecieron fieles a las autoridades españolas existentes. En el Sur, la revolución tuvo varias vicisitudes y, al final del año, el gobernador de Popayán, don Miguel Tacón, contuvo la revolución aprovechando las rivalidades de la capital con Cali y otros lugares del valle del Cauca y, apoyándose en las tropas que hizo venir de Pasto, disolvió la Junta Provisional de Seguridad e hizo inútil el esfuerzo de los patriotas para establecer una junta de gobierno en Popayán. Hacia fines de 1810, hubo en Santa Marta una contrarrevolución: el Gobernador disolvió la junta, constituyó otra a su antojo y desde entonces principió la resistencia de la ciudad al partido independiente.

GUERRA DE LOS CONVENTOS O DE LOS SUPREMOS 1839-1841




“Alianza de ex bolivarianos y ex santanderistas", en el Congreso eligió en 1835 a José Ignacio de Márquez como vicepresidente de la República y más tarde - en 1837 - como presidente. En ambas ocasiones su contendor fue José María Obando, candidato del partido santanderista. Aunque el santanderismo llegaría incluso a un alzamiento armado para combatirlo, Márquez sería el primer presidente civil en terminar su período de gobierno en la historia republicana de Colombia.



Márquez dio inicio a su gestión con medidas conciliatorias hacia el santanderismo, por lo cual mantuvo en su puesto a la mayoría del gabinete del general Santander y a casi todos los gobernadores de las provincias. Sin embargo, la creciente oposición del partido santanderista y las presiones de los ministeriales - el partido de gobierno - llevaron a Márquez a desplazar paulatinamente a los santanderistas de la administración pública y a reemplazarlos por ministeriales o llamados también conservadores.

A un año de iniciada la administración de Márquez, los santanderistas ya habían abandonado el gabinete, y los ex bolivarianos Pedro Alcántara Herrán habían pasado a ocupar los dos más importantes ministerios. Pese a que la mayor parte de los gobernadores de provincia eran aún santanderistas, este partido asumió que el fortalecimiento de los antiguos bolivarianos a nivel del gabinete de Márquez anunciaba el reinicio de la vieja confrontación con los "dictatoriales", por lo que agudizó su oposición al gobierno y se aprestó a la lucha.

En mayo de 1839, el Congreso determinó suprimir los conventos menores de Pasto, acción que reflejada el viejo santanderismo, que apenas albergaban a unos pocos monjes ecuatorianos, y destinar sus rentas a la instrucción pública de esa provincia. La oposición a esta orden produjo el 30 de junio siguiente la insurrección de la ultracatólica población de Pasto, en un movimiento que, aunque levantó banderas federalistas, estaba en realidad azuzado por el general Juan José Flores, gobernante del Ecuador, y por la Sociedad Católica de Bogotá, surgida un año antes como expresión política de los sectores más conservadores del país.

El presidente Márquez nombró al general Pedro Alcántara Herrán como comandante de la fuerza militar encargada de sofocar el alzamiento, con lo que destinó los laureles de esta acción militar a un importante personero del partido de gobierno. Obando, se dispuso a ponerse a la orden de Ignacio de Márquez y tratar de pacificar el conflicto, quién fue puesto prisionero por el asesinato años atrás de Atonio José de Sucre, la falta de garantías lo llevaron a escaparse y la confrontación desde Pasto no aguanto más, extendiéndose por todo el territorio. En este punto intervino la fatalidad, o el maquiavelismo político, para hacer que una sublevación religiosa en una provincia se convirtiera en una guerra nacional por el federalismo, conocida con el nombre de guerra de los Supremos”. Cabe resaltar que la oposición que se marcó ante el centralista Márquez dejó muy mal a su partido para las próximas elecciones.

GUERRA CONTRA LAS REFORMAS LIBERALES 1851


José Hilario López

Poco antes de mediados de siglo, durante la administración de Tomás Cipriano de Mosquera, José Hilario López aceptó la candidatura presidencial por el partido liberal. El 7 de marzo de 1849 salió electo en unos comicios muy controvertidos. Algunos congresistas se quejaron de que durante las votaciones en el cuerpo colegiado, ya que en las elecciones populares ningún candidato obtuvo la mayoría requerida, se habían visto obligados a votar por López, ante la actitud amenazante de las barras que apoyaban a este candidato.



Este cargo fue utilizado por el partido conservador, un par de años después, para iniciar una insurrección alegando la ilegitimidad del gobierno. Durante la administración de López, entre 1849 y 1853, se concretaron buena parte de las reformas a las que desde años atrás aspiraban las élites criollas vinculadas con el liberalismo. Estas reformas se orientaron, fundamentalmente, hacia las estructuras fiscal y agraria del país, el problema de la abolición de la esclavitud y las relaciones entre el Estado y la Iglesia católica.


En el campo fiscal, una de las reformas más importantes fue la supresión del monopolio estatal sobre el tabaco, que constituía la principal fuente de recursos del Estado. La ley había sido aprobada en 1848, durante la administración del presidente Mosquera, pero sólo debía empezar a regir a partir del 1 de enero de 1850. Sobre el particular, López, en su mensaje a las Cámaras a finales de abril de 1849, proponía que se estableciera una contribución que produjera lo suficiente para hacer frente a los gastos de la administración y satisfacer la deuda pública, o que se derogara la ley que abolía el monopolio del tabaco. La insistencia del Congreso en el cumplimiento de la ley, sin dotar al Estado de recursos económicos, dio lugar a la renuncia del secretario de Hacienda de López, Ezequiel Rojas, en mayo de 1849.

La drástica disminución de los ingresos estatales que significó la supresión de esta imposición, se agudizó debido a la cesión de varias rentas nacionales a las provincias, mediante la descentralización de las rentas públicas en abril de 1850. El debilitamiento del Estado introducido mediante el desmonte de sus ingresos reflejaba las ideas federalistas del liberalismo, percepción vista desde la abolición de la esclavitud que trajó repercusiones económicas.

Por lo tanto, la abolición de la esclavitud fue de las importantes medidas que entró en vigencia durante esta administración. La libertad de partos, o de vientres, había sido decretada por el Congreso de Cúcuta el 21 de julio de 1821; sin embargo, las resistencias contra la medida, especialmente en el Cauca, donde la dependencia de la mano de obra esclava era significativa, dilataron su puesta en práctica. Bajo la administración López, a pesar de que la oposición a la medida se mantenía, el presidente sancionó, el 21 de marzo de 1851, la ley que declaraba libres a los esclavos nacidos después del 21 de julio de 1821, y regulaba las indemnizaciones a pagar para la liberación de los esclavos nacidos antes de esa fecha.

Esta medida, al igual que algunas de las leyes anticlericales adoptadas bajo su administración, básicamente la expulsión de los jesuitas, la supresión del fuero eclesiástico, la abolición de los diezmos y la elección popular de los párrocos, fortalecieron la oposición al gobierno. Adicionalmente, los conflictos entre las sociedades democráticas, que habían florecido bajo los auspicios del gobierno, se agudizaron”. “Presidente de la Nueva Granada – General José Hilario López nombró a José María Obando para acabar con la insurrección iniciada por el Conservador Mariano Ospina Rodríguez, dando parte de victoria al gobierno liberal e indultando a los rebeldes”.

GUERRA CONTRA LA DICTADURA DEL GENERAL JOSÉ MARÍA MELO 1854


Durante el gobierno del General José Hilario López, el proyecto de suprimir resguardos, ejidos y barreras proteccionistas para dar paso al libre cambio, causó tal impacto que dividió a los liberales: los "gólgotas" defendían el libre cambio y los "draconianos", principalmente artesanos, defendían medidas proteccionistas.

Además, las Sociedades Democráticas, que hasta entonces eran simples asociaciones de ayuda mutua o de solidaridad gremial, pasaron a ser, también, fuerzas de choque de las autoridades liberales, especialmente en el Cauca.

Estas acciones merecieron el rechazo del conservatismo y del sector civilista del liberalismo, pero sirvieron para apoyar al caudillo popular José María Obando, quien fue electo presidente de la Nueva Granada con un considerable caudal de votos. Gracias a esto, el general López hizo entrega del poder a su amigo y compañero de luchas, Obando, el 1 de abril de 1853.

El gobierno de Obando contó con la oposición de los "gólgotas", quienes se aliaron con los conservadores para controlar el Congreso y expedir la Constitución de 1853, que le quitó al poder ejecutivo la facultad de nombrar los gobernadores de las provincias, redujo el pie de fuerza y declaró libre el comercio de armas y municiones.

Por otra parte, el enfrentamiento que desde tiempo atrás existía entre diversas fracciones del ejército, aristócratas y sectores de extracción popular, alcanzó un punto álgido. Los de extracción popular, liderados por el General José María Melo, comandante de la guardia nacional, buscando implantar ideas civilistas y democráticas, se aliaron con los artesanos que exigían aranceles de protección.

José María Dionisio Melo y Ortiz nació en Chaparral, Tolima, el 9 de octubre de 1800, cuando Colombia aún formaba parte del virreinato español de Nueva Granada y creció en Ibagué. De origen indígena pijao, fue hijo de Manuel Antonio Melo y María Antonia Ortiz.

El 21 de abril de 1819 se enroló en el Ejército Libertador comandado por Simón Bolívar, en calidad de teniente. Se destacó en las batallas de Popayán, Pitayó y Jenoy. Participó en casi todas las batallas importantes de la independencia de Suramérica: en Bomboná y Pichincha en 1822; en Junín, y en la Batalla de Ayacucho, que selló la independencia de las antiguas colonias españolas en América del Sur. Fue condecorado varias veces por su participación en estas batallas y recibió el busto del Libertador. Participó en el sitio a El Callao en 1825, y en la batalla del Portete de Tarqui en 1829. Se casó por primera vez con María Teresa Vargas, cuñada del General Rafael Urdaneta, con quien tuvo dos hijos.

Bolívar, enfermo y cercado por la oposición, renunció a la presidencia de Colombia el 27 de abril de 1830. Sus enemigos desmembraron la Gran Colombia. El 4 de junio fue asesinado Antonio José de Sucre, quien se perfilaba como seguro sucesor de Bolívar. El Congreso, partidario de Bolívar, apoyó a los oficiales que trataron de defender el programa del Libertador, entre ellos al general Rafael Urdaneta, quien depuso al vicepresidente encargado de la primera magistratura, Domingo Caycedo y asumió transitoriamente la presidencia, el 5 de septiembre.

Al morir Bolívar, el 17 de diciembre, la situación fue cada vez más difícil para sus amigos. El general Caycedo, se declaró en ejercicio de la presidencia y, finalmente, mediante el Convenio de Juntas de Apulo, Urdaneta le entregó el mando el 2 de mayo de 1831. Como parte del Convenio Melo y otros oficiales fueron desterrados.

Melo marchó a Venezuela, con su entonces concuñado Urdaneta. Allí se vinculó al grupo de oficiales patriotas que se levantaron contra el presidente José María Vargas, en 1835, para exigir la reconstitución de la Gran Colombia, y la adopción de profundas reformas políticas y económicas.


Melo se dirigió en diciembre de 1836 a Europa, donde además de estudiar en la Academia Militar en Bremen, Sajonia, se interesó por las ideas socialistas que se debatían en círculos locales.

En 1841 regresó a Ibagué, donde llegó a ser jefe político del cantón. Se casó, en segundas nupcias, en 1843, con la panameña Juliana Granados, con quien tuvo un hijo, Máximo. Participó de la fundación de las Sociedades Democráticas que organizaron los artesanos e intelectuales socialistas influenciados por Saint-Simon y Fourier, y apasionados lectores de la obra de Luis Blanc, La Organización del Trabajo y el recientemente publicado libro de Proudhon, ¿Qué es la Propiedad? Estas sociedades se opusieron al libre comercio con Inglaterra, Francia y Estados Unidos por considerar que las importaciones los arruinaban e impedían el nacimiento de la industria nacional; exigieron el respeto a los Resguardos Indígenas y la abolición de la esclavitud, y rechazaron el Tratado de Comercio y Navegación con Estados Unidos, firmado por el presidente conservador Tomás Cipriano de Mosquera, que le daba facultades a ese país para intervenir en Panamá.

Las Sociedades Democráticas apoyaron la candidatura presidencial del general bolivariano José Hilario López, que proponía abolir la esclavitud. Entonces las elecciones eran indirectas, los ciudadanos varones elegían compromisarios. Aprovechando la división conservadora, López obtuvo más votos que cualquiera de los tres candidatos conservadores y el pueblo de Bogotá se levantó en su apoyo para evitar que los conservadores se unieran. Elegido presidente, se aprobaron en 1850 dos leyes propuestas por su ministro de Hacienda Manuel Murillo Toro, una de reforma agraria según la cual el cultivo debe ser la base de la propiedad de la tierra, y otra que limitó la tasa de interés para librar al pueblo de la usura; y el 21 de mayo de 1851 la ley de libertad de los esclavos.


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